En la capsula del tiempo*

08.03.2024

Ayer entré por un momento en la cápsula del tiempo. Luego de recibir una llamada telefónica, me visitó un secretario arbitral, desde el pasado reciente, para que firme las resoluciones emitidas en un expediente arbitral, cuya tramitación concluimos el año pasado. En ese tribunal participé sustituyendo a otro árbitro, caído en la vorágine de la gran pandemia, lo que había dilatado un proceso iniciado varios años atrás.

Comenté, sorprendido mientras hacía mis rúbricas en páginas impresas, que hacía años que no firmaba, que ya no tenía la “veloz firma” de antaño… Ya nadie hace firmas físicas sino electrónicas o digitalizadas, hoy nadie pierde el tiempo viajando fuera o dentro de la ciudad para concurrir a audiencias físicas, ni recibe sendas y pesadas notificaciones con abultados papeles impresos.

En solo cuatro años el trabajo, el consumo y el ocio se digitalizó. La gran pandemia logró, con todo su dolor y sus tragedias, lo que no logramos quienes abogamos hace mucho tiempo por un trabajo cada vez más digital y asincrónico. A pesar de todos los reparos, dudas y críticas que tales planteamientos provocaban.

Hoy, esas preocupaciones se dirigen a cuestionar la incorporación de la inteligencia artificial en la gestión de disputas arbitrales. Mientras que las partes y sus abogadas son auxiliadas por sistemas inteligentes, los árbitros seguimos discutiendo si estos sistemas serían útiles, en qué condiciones y con qué limitaciones.

Estoy seguro de que, en poco tiempo, tales debates parecerán muy anticuados. Todos utilizaremos sistemas inteligentes de manera profusa, siendo más productivos, eficientes y precisos. El debate seguirá respecto a los límites de uso, cuándo usarlos y cuándo no y con qué nivel de supervisión humana.

Viajando en la cápsula del tiempo al futuro inminente, las y los más jóvenes no entenderán cómo pudimos vivir y trabajar sin los ubicuos sistemas inteligentes, tal como no entienden hoy cómo pudimos nacer y crecer sin teléfonos inteligentes.

*Redactado sin uso de inteligencia artificial.

Anterior
Anterior

Desentrañando el enigma del lenguaje judicial

Siguiente
Siguiente

Arbitraje en compras públicas, problemas y posibilidades