En busca de autoridad

05.02.2025

A fin de febrero tuve la oportunidad de hacer una breve presentación sobre aspectos éticos y profesionales del arbitraje en el evento “El desarrollo del arbitraje en contrataciones con el Estado: Nueva Ley General de Contrataciones Públicas y su Reglamento” organizado por la asociación ARBITRI en Perú. La idea era, en esencia, repasar los principios para evitar conflictos de interés, remociones, recusaciones y demás.

Desde una perspectiva muy teórica y muy general, busqué los dos elementos más importantes para que alguien pueda desempeñarse como árbitra o árbitro, sea nacional o internacional, sea en controversias comerciales, de inversión o de contrataciones públicas. Me parece que esos dos factores son un estándar moral alto y una reconocida capacidad profesional en la materia controvertida. Los reglamentos de arbitraje internacionales y las leyes nacionales suelen insistir, palabras más, palabras menos; en estos dos ejes.

Haciendo un esfuerzo de síntesis, eso significa, al final del día (¿o al principio de este?) que las árbitras cuenten con suficiente AUTORIDAD. La autoridad en el derecho, como en tantas otras disciplinas, requiere saber muy bien lo que haces, saber cómo hacerlo y hacerlo bien en sentido moral… Recordé, pensando en esto, las lecciones de filosofía de mi profesor Joseph RAZ, discípulo del profesor de Oxford H.L.A. HART. Este publicó por primera vez The Concept of Law en 1961, mientras que su discípulo siguió sus reflexiones en la influyente obra The Authority of Law en 1979. Ambas son lecturas imprescindibles.

Las partes en un conflicto suelen buscar decisiones basadas en el Derecho que aplica a las controversias. El Derecho reposa en autoridad. La AUTORIDAD, en integridad. Por eso es tan importante que estándar moral y asentado conocimiento de las reglas de la industria estén alineados. De eso se trata, de buscar a las y los mejores que decidan cuando las partes ya no pueden hacerlo. Y que no tengan conflictos de interés, claro está.

Es curioso todo esto, en una región y en un mundo donde la autoridad (en minúsculas) parece ejercerse desde el poder político o económico de manera cada vez más caprichosa, solo siguiendo apetencias e intereses individuales, olvidando el Derecho de carácter general que nos importa a todas y todos. Hoy es imperativo, en un contexto así de desafiante, buscar AUTORIDAD.

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